En primer lugar, comienza el proceso de evaluación donde, a través de la entrevista se obtiene el principal motivo de consulta y la información necesaria sobre la historia de vida de la persona.
Se trabaja desde el enfoque de la Terapia Conductual y Terapias Contextuales, considerando que los comportamientos se aprenden a través de la observación o el uso del lenguaje. Este repertorio de aprendizajes se incorpora a la vida diaria de la persona resultando ser funcional, o por el contrario generando algunas dificultades.
Durante la evaluación, se recogerán datos sobre la frecuencia, intensidad, duración, situaciones, etc… en las que ocurre la problemática, con el fin de analizar los aspectos antecedentes y consecuentes del área problema, así como sus posibles consecuencias a corto, medio y largo plazo.
A continuación, se trabajará sobre una serie de objetivos acordados con el paciente previamente, utilizando diferentes instrumentos, técnicas y estrategias en las que la persona trabajará de forma activa.
Finalmente, una vez conseguidos los objetivos, se procederá al seguimiento y refuerzo de las nuevas estrategias aprendidas.
El espacio de terapia se caracteriza por ser un espacio seguro, cálido y sin juicios de valor. Promoviendo principalmente la sinceridad, el compromiso y la motivación hacia el cambio de la persona.